lunes, 18 de octubre de 2010

evolución del ser humano

Origen y evolución
De los simios del viejo mundo

Evolutivamente, en cuanto perteneciente al infraorden Catarrhini, el Homo sapiens parece tener su ancestro, junto con todos los primates catarrinos, en un período que va de los 50 a 33 millones de años antes del presente (AP), uno de los primeros catarrinos, quizás el primero, es el Propliopithecus, incluyendo al Aegyptopithecus, en este sentido, el ser humano actual, al igual que primates del "Viejo Mundo" con características más primitivas, probablemente descienda de esa antigua especie.
Homínidos bípedos

En cuanto a la bipedestación, ésta se observa en ciertos primates a partir del Mioceno. Ya se encuentran ejemplos de bipedación en el Oreopithecus bambolii y la bipedestación parece haber sido común en Orrorin y Ardipithecus. Las mutaciones que llevaron a la bipedación fueron exitosas porque dejaba libre las manos como para coger objetos y, particularmente, porque en la marcha un homínido ahorra mucha más energía andando sobre dos piernas que sobre cuatro patas, puede acarrear objetos durante la marcha y otear más lejos. Sin embargo, de remontarse la bipedestación a quizás a unos 6 millones de años aP, la andadura o forma de marcha típica del humano se consolida aproximadamente hace al menos unos 4 millones de años con el Australopithecus, previo a éstos los primates antropoides apoyaban toda la planta del pie haciendo una flexión y descargando el peso en el calcanio, en cambio el Australopithecus logra una marcha bípeda eficiente, pues se notan claramente los cambios anatómicos a nivel del pie, en especial del dedo gordo; también ajustando el ángulo del fémur con el cuerpo para el equilibrio, la cadera o pelvis cambia a más robusta, corta y cóncava (forma de cuenco); la columna pasó de ser un arco en forma de C a una forma de S y el agujero de la base del cráneo que conecta con la columna se desplazó hacia adelante[5] como dirigiéndose al centro de gravedad de la cabeza.
Hace 1,5 millones de años con el Homo erectus o con el Homo ergaster, la andadura moderna implica la existencia de un pequeño ángulo entre el dedo gordo y el eje del pie, así como la presencia del arco longitudinal de la planta y una distribución medial del peso (notar que en las mujeres la andadura distribuye el peso más hacia las partes internas del pie debido a la mayor anchura de la pelvis).[6]
Todos los cambios reseñados han sucedido en un periodo relativamente breve (aunque se mida en millones de años), esto explica la susceptibilidad de nuestra especie a afecciones en la columna vertebral y en la circulación sanguínea y linfática (por ejemplo, el corazón recibe -relativamente- "poca" sangre).
Aparece el hombre
Lo que denominamos propiamente "humano", es una referencia a la aparición de la capacidad de fabricar herramientas de piedra en un homínido bípedo: el Homo habilis, considerado por la mayoría como la especie humana más primitiva, mostrando además incremento en la capacidad craneana con respecto a los Australopithecus. Es así como se establece que hace unos 2,5 millones de años, con la aparición del género Homo, se toma como punto de inicio para el Paleolítico o Edad de Piedra. Mayor éxito evolutivo tendrá el Homo erectus, quien logrará expandirse por todo Eurasia.
Homo Sapiens arcaico
Se denomina "humanos arcaicos", "Homo sapiens arcaico" o también "pre-sapiens", a un cierto número de variedades de Homo que aún no son considerados anatómicamente modernos. Poseen hasta 600.000 años de antigüedad y tienen un tamaño cerebral cercano al de los humanos modernos. El antropólogo Robin Dunbar opina que es en esta etapa en la cual aparece el lenguaje humano. La filiación de estos individuos dentro de nuestro género es aún controversial.
Entre los humanos arcaicos están considerados Homo heidelbergensis, Homo rhodesiensis, Homo neanderthalensis y a veces Homo antecessor. Ya que no son sapiens, algunos especialistas prefieren llamarlos simplemente arcaicos antes que H. sapiens arcaico.[8
Los humanos modernos
Se consideran Homo sapiens sapiens de forma indiscutible a los que poseen las características principales que definen a los humanos modernos: Primero la equiparidad anatómica con las poblaciones humanas actuales y luego lo que se define como "comportamiento moderno".
Los restos más antiguos son los de Omo I llamados Hombres de Kibish, encontrados en Etiopía con 195.000 años, y restos en cuevas del río Klasies en Sudáfrica con 125.000 años y con indicios de una conducta más moderna.[12] Esta antigüedad coincide con lo estimado para la Eva mitocondrial, la cual está considerada la antecesora de todos los seres humanos actuales y de la que se cree que vivió en el África Oriental[13] (probablemente Tanzania) hace unos 200.000 años. Por otra parte, la línea patrilineal que nos lleva hasta el Adán cromosómico, nos confirma un origen para los humanos modernos en el África subsahariana.
http://www.youtube.com/watch?v=FtD6z7qlWvU

viernes, 8 de octubre de 2010

Gen de la obesidad

Un estudio elaborado por la Universidad de California, en Estados Unidos, ha demostrado que las personas que presentan una mutación del gen FTO -que eleva un 70% el riesgo de sufrir obesidad- podrían tener además mayores probabilidades de sufrir Alzheimer.

La investigación, publicada en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences, ha revelado que las personas con esta mutación, presente según los últimos estudios en un tercio de la población estadounidense, sufren también una reducción del volumen cerebral que podrían hacerles más vulnerables a la neurodegeneración.

Las conclusiones de este ensayo se basan en el análisis de los escáneres cerebrales realizados entre más de 200 voluntarios con el gen alterado y sin alterar. De media, los pacientes con la variante alterada del FTO tenían un 8 por ciento menos de tejido en sus lóbulos frontales, «el centro de mando» del cerebro, y un 12 por ciento menos de tejido en los lóbulos occipitales, encargados de procesar la visión y otras percepciones.

Además, los científicos estadounidenses comprobaron que las personas con la versión «mala» del gen FTO presentaban una reducción del tejido cerebral «constante» más acelerada, en comparación con los no portadores.

«La principal conclusión es que este gen, tan prevalente en Estados Unidos, no sólo añade centímetros a la cintura, sino que también hace que el cerebro parezca 16 años más viejo», explicó Paul Thompson, profesor de neurología en la Universidad de California y coordinador del estudio.

La edad es el principal causante de la reducción del tejido cerebral. Un volumen cerebral reducido eleva el riesgo de una persona de desarrollar Alzheimer, ya que con ello disminuye también la cantidad de reserva cerebral que tiene el organismo para compensar la formación de placas en el cerebro.